viernes, 10 de agosto de 2012

Siempre lejos.,






Un atardecer, cuando se alargaban las sombras,  mientras estaba sentada, callada e inmóvil, junto a una de las estatuas de mármol de Paul, oí que las estatuas murmuraban a mi oído, hablándome de un pasado que nunca podría olvidar & aludiendo taimadamente a un futuro que trataba de ignorar. Fluctuando como fantasmas a la pálida luz del sol poniente, que me decían cada día que podía & debería haber actuado de un modo distinto. Pero yo soy lo que siempre he sido: un persona regida por los instintos. Y parece que nunca podré cambiar.

Si hubiera espinas; página 13.,

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