lunes, 29 de abril de 2013

Quimérico.,

Te extraño. Te extraño como cuando se extraña a alguien que sabes que nunca más regresará.

Si había alguien en este mundo mundano, de mentes contaminadas y patios grises, que me hacía sentir real, eras tu. Y es que hay todavía ciertas cosas en mi vida con sabor a ti. Aún así   el café de las mañanas va perdiendo poco a poco tu amargura, los cigarros se consumen obscenamente despacio, el frío ya no me lastima, tus ojos se perdieron en la sala de cine donde llueve cada viernes.

Los colores de tu retrato parecen cobrar vida cada ves que derramo lágrimas por tu ausencia, me desgarra la idea de la utopía del recuerdo. De lo artificial que se ha vuelto el pasado. El tiempo corre en dos direcciones a su antojo, y me lleva por sendas irreales tan desfiguradas por las neuronas cansadas de trabajar en distintos tiempos y espacios recreando, sufriendo y llorando. Estoy en un vórtice transparente casi al borde de un abismo visceral, irreal, un sufijo lunar.

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