domingo, 29 de abril de 2012

Una luz encendida

Y es en noches como esta, en que recuerdas los sueños que anhelabas.

Siempre quise que fuera él el indicado, quien me acogiera de noche y me ayudara a encontrar el camino cuando estuviera perdida. Esperaba tanto y obtuve tan poco.

Al final pensaba que solo eran malos tiempos, que la distancia formaba parte de lo banal y que los buenos ratos estuvieran muy por encima de los defectos.
Mi error fue creer que podía tomar decisiones que se habían tomado tiempo atrás.

La verdad son muy diferentes los sueños a la realidad, es una diferencia abismal, y aunque, creí que las circunstancias cambiarían a mi favor, no anticipe que deseaba más de lo que podía obtener.
El no medir las consecuencias de nuestros actos nos llevan a pagar un precio tan alto, al punto de que ni la esclavitud nos haría sentir tan desgraciados. Supongo que hay que pensar dos veces lo que quieres, porque una cosa es imaginarte en los mejores de los escenarios, y otra es abrir los ojos para descubrir, que a pesar de lo magnifica que puede ser esa persona, no es tal vez, el más indicado.

¿Él no era el indicado?

Es tan desgastante luchar por alguien que no lucha por ti. Y pensar que solo busca estar a tu lado cuando se siente solo y se pierde en tu mirada solo para buscar su reflejo en tus ojos.

¿Cómo esperaba encontrar en él algo más allá del simple placer? pues esa briza helada que trasmite me dice que esperarlo sería como esperar a que mis lagrimas ahoguen mi pasado. Al parecer todo lo que compartimos juntos, fueron solo recuerdos prestados, suspiros de medianoche.

El callar parece ser por el momento lo mas sensato, domar lo caótico de estos sentimientos, sera por poco, eterno.

Como quisiera desaparecer hasta el beso más dulce de este ensayo mal planteado, puede tal vez, ser mi medicina ante este bombardeo de tristeza que invade hasta el más insignificante nervio de mis ojos.
Encontré mi amor primaveral, ese que nunca podrá florecer, pues él es más impredecible que el mar. Se mueve como una ola, pero hiere con más fuerza que el fuego. Él hace ver a las sombras como una broma barata e insignificante.

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