sábado, 27 de junio de 2015

Siempre tú.

Es difícil aceptar cuándo esos pequeños detalles se convierten en rutina, cuándo un te amo pierde su significado, cuándo empiezas a dudar, has dejado de amarle para siempre.

Fuiste exacto; no llegaste ni antes, cuándo tal vez ni siquiera te hubiera volteado a ver: ni después, cuándo tal vez no hubiera quedado nada que rescatar, simplemente llegaste, en tiempo y forma. Y es que han pasado ya tantas cosas, hemos compartido tanto, cada triunfo y cada derrota embriagan mi ganas de vivir, tú lo eras todo.

Sé que no somos perfectos, y mi error descansa en la utopía de tu perfección imaginaria. No puedo corromperte y convertirte en alguien de quien no me enamoré, ni tu puedes esperar a una persona diferente conforme avanzamos en el camino. Somos quienes somos, nuestro amor radica en el respeto y la libertad de aceptarnos como individuos. Quisiera jurarte que seremos eternos, yo misma quiero compartir las canas contigo, pero no puedo hacer promesas sobre cosas las cuales no controlo, solo el tiempo nos lo dirá.

Y es que son estos huecos, estos baches arrojados al suelo con el beneficio de la duda los que me hacen temblar. Siempre eres tú, siempre debiste ser tu, el que no comprende el poder que tiene sobre mi, que estoy completamente expuesta ante ti, que me destruye todos los días un poco, que poco a poco me va quebrando  y ni siquiera se imagina lo que siento, que no puedo dejar de amar porque se ha clavado en mi tan profundamente que encuentro gracia en sus defectos y esperanza en que todo siga el curso que nosotros construyamos, siempre juntos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario