sábado, 27 de julio de 2013

Miopía incipiente.

Tengo poco que ofrecer & mucho que perder en cada paso tembloroso.


Si me vuelto a hundir, si todo se vuelve a derrumbar, temo que no quede nada de mi. Soy un juguete pegado con cinta cada vez que caigo y me rompo en mil pedazos, temo que si vuelvo a tropezar no encuentre todas las piezas para pegarlas, porque no se ni como me sostengo y sigo de pie.

Te dicen que seas fuerte, que todo va a mejorar, pero ¿qué saben ellos? ELLOS me sumergieron en esta penumbra sin retorno, no tienen derecho de dar consejos. No saben lo que guarda mi silencio, el resentimiento que tengo, lo abandonada que me han dejado, ni la pena que se esconde bajo mis desvelos.

— Te hace daño no dormir.
Si, lo sé. No lo hago por gusto, ni por ocio, no duermo porque tengo miedo, tengo miedo de dormir y adentrarme en pesadillas que aunque sean efímeras, me destruyen por dentro. No duermo porque tengo miedo de recordar, de seguir castigándome.

Tiendo a alejar a la gente. No puedo estar con alguien mucho tiempo, tampoco puedo concretar una buena charla o una relación seria. Extraño hablar con él, era fácil, porque sabía que podía contarle todo y aun así no se iría ni me juzgaría. El amor es más complicado, porque no es fácil confiarle los secretos que guarda tu corazón a esa persona, porque el amor es inestable, cualquier briza puede llevarse en segundos lo que tardas en construir en años. No es fácil dejarte expuesto, completamente desnudo, porque la persona que más amas es la única capaz de destruirte, aquellos que más amamos son los que te hieren con mayor facilidad.
En cambio él, él era una utopía viviente. No eramos nada y no ofrecíamos nada mas que nuestra compañía, eso hacía las cosas más sencillas.

Tambaleo mucho últimamente, no tengo fuerzas para combatir estas tempestades. Será que mi alma ya es vieja y esta cansada de lidiar con estas situaciones, que aunque son difíciles se han vuelto cotidianas, y por lo tanto, algo aburridas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario